Aunque hoy en día tenemos (más o menos y con muchas salvedades) interiorizado el hecho de que las mujeres escriban relatos de terror y nos parece (o debiera parecernos) algo normal, hubo un tiempo, hace no demasiados años en que este era un comportamiento extraño.
Y aunque alguien pueda alegar que en Inglaterra las mujeres gozaron de una gran libertad para escribir y que de hecho, la reina de la novela gótica, Ann Radcliffe, fue una mujer, lo cierto es que también muchas tuvieron que firmar con pseudónimo (las hermanas Brontë, sin ir más lejos) para que al menos se leyeran su manuscrito. Pero las mujeres que se atrevieron a dar un paso adelante y a desafiar no sólo ...
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